JUAN PUNDIK EN BILBAO |
El pasado sábado 20 de septiembre tuvimos la ocasión de escuchar a Juan Pundik en una conferencia organizada por el la Biblioteca del Campo Freudiano en Bilbao que llevó por título: “La hiperactividad: una vida medicada”, dentro del Espacio “Las Tardes de la Biblioteca: Pedagogía y Psicoanálisis”, que se viene desarrollando desde el curso pasado.
La conferencia despertó una gran convocatoria y el acercarse a nuestra Sede de Bilbao , un público ávido de escuchar una orientación no medicada para este síntoma actual. Médicos, Psicólogos, Psicoanalistas, Pedagogos, Docentes, Auxiliares, se encontraron en una conversación animada al finalizar la conferencia.
Incansable luchador y defensor de la infancia, con más de cuarenta años de trayectoria profesional, desplegó un trabajo que dio muestra de su compromiso con el psicoanálisis, con la política, con lo social.
En un primer tiempo, nos hizo llegar una extensa y documentada información acerca de la patologización de toda conducta humana en provecho, estrictamente económico, de la industria farmacéutica. La tristeza, la falta de interés, la dificultad para conciliar el sueño, etc. Son etiquetados como síntomas para definir tal o cual trastorno mental.
Intereses económicos y lucrativos que dejan a la población en un estado de desamparo e indefensión acerca de un tema fundamental para la vida, la salud. Colocó sobre la mesa la corrupción del sistema social en el que vivimos que permite a los laboratorios ser jueces y partes en las autorizaciones de sus productos.
J. Pundik puso el dedo en la llaga de la perversión a la que estamos asistiendo, donde son los propios sistema de salud públicos los que están permitiendo que la vida se medicalice sin tener en cuenta ni los efectos adversos para la salud misma, ni las condiciones de vida, los momentos por los que pasa el paciente, y otras variables de consideración significativa. Recordó y citó a I.Illich declarando que la medicina institucionalizada se está convirtiendo en un grave problema para la salud. La interesada desautorización de otras maneras de tratar la enfermedad y el malestar, la divulgación “pseudocientífica” de la información en materia de salud, la profanación de los procesos diagnósticos médicos, fueron temas que despertaron un gran interés entre el público. Señaló cómo ahora la desautorización social le toca de lleno al psicoanálisis, reducto en el cual todavía tiene cabida la subjetividad.
Centrándose en el tema de la Infancia, trabajó también alrededor de la institución educativa, que, actualmente, recibe el encargo social de producir personas-cosumidoras, calladas y sumisas, para que en el futuro sean buenos obedientes. La medicalización de la vida del niño se facilita en una escuela vaciada de función educativa.
A través del tan aclamado actualmente“déficit de atención, con o sin hiperactividad ” del niño, trabajó entorno a lo que significa el tiempo de la infancia, las respuestas subjetivas que tiene que enfrentar el sujeto en un tiempo en el que la familia está en pleno proceso de cambio. Recordó como, hay niños que necesitan, durante un tiempo, centrar su atención en otra parte que en los aprendizajes escolares y, la amenaza que puede suponer para su salud y su vida, en ese tiempo, de desatención necesaria, si se le etiqueta como TDAH, transformándose en un consumidor, quizás de por vida de una droga institucionalizada, el metilfenidato, de la que, se desconocen los efectos secundarios en un tiempo de crecimiento del organismo. El consumo de este tipo de fármacos hacen que el niño esté más tranquilo, al precio de una destrucción neuronal, cambios de conducta, alteraciones orgánicas que pueden llevarle incluso a la muerte.
En el lugar de la pregunta por la desatención, el niño queda nombrado desde un déficit supuestamente orgánico, incluso con causas genéticas, sin posibilidad alguna para que el que lo observa se pregunte más allá de estos planteamientos pseudocientíficos y, que están interesados en ampliar consumidores de medicinas. La infancia es hoy un terreno abierto y fácilmente colonizable. El niño no tiene la posibilidad de un no e, incluso, sus padres, pueden ser objeto de denuncia si no consienten a la prescripción facultativa.
Señala Juan Pundik : “Los chicos de hoy no son los chicos de ayer, son más despiertos, más inquietos”. “Hice la prueba de consumir metilfenidato y pude constatar los efectos por los que muchos la llaman la “cocaína pediátrica”. Esta sustancia está siendo administrada a niños de cualquier edad”.
El abuso de la medicación de manera generalizada, a expensas de la vida misma, ha conducido a Juan Pundik a crear la Plataforma Internacional contra la Medicalización de la Infancia en 2006.
Comisión de Biblioteca: María Verdejo , Susana Viar , Cristina Califano (Responsable)
Juan Pundik en Bilbao